Madina, un joven que sueña con los delirios redentores de los años treinta. ¿Por qué no estudian algo estos chicos? ¿Por qué no se ganan el pan con el sudor de su frente, lejos de las subvenciones? Los políticos que no se han macerado en la vida diaria, en el trabajo asalariado, además del voluntario, el estudio y en las responsabilidades familiares y públicas, deberían abandonar. En ese sentido la vida pública debería contar con profesionales preparados y con el currículo desde la praxis necesario para poder asumir las altas responsabilidades que pudieran corresponderles. Lo demás es alentar el delirio y el disparate. De eso tenemos graves experiencias en nuestro país.
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