miércoles, 22 de octubre de 2014

Apareció un Joseph Pérez polémico, excesivo,

contradictorio, desmesurado en sus digresiones, sin miedo a mostrar las paradojas que alberga uno mismo, que es una manera muy intelectual de reconocer que el pensamiento nace de las oposiciones internas que cada hombre arrastra consigo. El hispanista francés defendió su republicanismo de raíces jacobinas, su ideario progresista y humanizador, y criticó al mismo tiempo pasados errores de la izquierda a la que se siente unido; aceptó «que es posible que los catalanes un día no se consideren españoles» y, a la vez, que «no acaba de entender la reivindicación de los catalanes»: «No veo discriminación en Cataluña. No se prohíbe la sardana ni ningún aspecto de su cultura. Si dejan de sentirse españoles y forman un Estado, esa respuesta la tienen los catalanes. Tendrán que decidir si quieren separarse de aquellos con los que han convivido desde la Edad Media». Surgió un Joseph Pérez afable y didáctico en sus explicaciones dilatadas, pero también agudo y rotundo en su mirada inquisitiva a la historia, en sus sentencias, que es donde se define: «Los territorios no dan privilegios. Todos debemos tener los mismos derechos públicos, ser iguales ante la Ley. En cuanto a los impuestos... no los paga una región, sino los contribuyentes. Lo que hay que decidir es si con lo que uno paga recibe el mismo trato que sus semejantes». En todas las personas hay muchas voces, y la que escogió fue una reivindicativa, una que abogaba por una república más personal que institucional: «La república no es igual que la democracia, que es la ley del número, la mayoría más uno: ¿y si, de repente, sale elegida una barbaridad?; la república no es de la mayoría, representa el interés de la nación, comprende que hay valores no escritos, como señaló Sófocles, que están por encima de la ley». Así defendió lo público, la sanidad, la educación, o sea, el centro de salud y el colegio cercano, de barrio; el Estado que vela por el «bien común» por encima de intereses secundarios, «todo eso que ahora tanto molesta de Francia en Bruselas». (LA RAZÓN).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La respuesta no la tienen los catalanes que es el grave error que se está cometiendo por listos de todas las clases.Si Cataluña se independizara habría que dejarla en el siglo XIX,quitándoles todo lo que España les ha regalado.

Anónimo dijo...

ANONIMO:
QUIEN DEFIENDA EL BIEN COMUN..TIENE MI RESPETO.
SI ESTE PLANETITA ES UN EXPERIMENTO..O NOS SALVAMOS TODOS O NO SE SALVA NINGUNO.
EL SISTEMA CAPITALISTA DEBE FUNDIRSE. TODOS COOPERANTES, SOLIDARIOS..OCUPANDONOS UNOS DE OTROS..PARA SALIR JUNTOS DE ESTE PLANETA HACIA LA ETERNIDAD...SINO SE QUEDARAN BAILANDO EN EL ESPACIO INTERESTELAR..
A POR EL BIEN COMUN...SE QUE NO ESTAIS DE ACUERDO CON PODEMOS..PERO DEMOSLES LA OPCION UNOS AÑOS..Y LUEGO OBSERVEMOS ...
VEAMOS DESTRUIR PUESTOS QUE NO SIRVEN. ESTAMENTOS FLOREROS SOCIALES... BUSQUEMOS CONJUNTAMENTE EL BIEN COMUN...ESA ES LA LEY DE DIOS. NO MAS.
EL BIEN COMUN.