viernes, 31 de octubre de 2014

Resulta incomprensible la fantasmada de Francisco

Granados, mantenida entre la ambición y el delirio, enraizado en la ausencia de fundamento y de valores... Es más peligrosa que el "pequeño Nicolás" cuya desvergüenza instrumentada me ha interesado poco... Lamentablemente, recrea e impregna un peligroso ilusionismo... ¿Mayor que el de Monedero y Pablo Iglesias?

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