Para ser como Grecia sólo hay que seguir a estos
vendedores de humo. Sólo basta con aceptar su soflama nihilista, su seductora teoría de la catástrofe. Comprarles la mercancía averiada de las respuestas sencillas -y a ser posible cortas, para que quepan en un tweet- a desafíos complejos. (PERIODISTA DIGITAL)
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