Cada redada contra la corrupción es una puñalada

contra la ciudadanía. Si impune, desesperación. Esta mañana nos hemos levantado con otro escándalo y los ciudadanos viven en la indignación amarga sin poder ampararse en el estado de derecho, confusos y, al parecer, sin esperanza. No se puede tener así a los ciudadanos en un estado incapaz de soluciones justas y rápidas. De otra forma, temen caer en el desprecio de las instituciones y de sus responsables... ¡Más jueces y fiscales y garantías de eficiencia y eficacia en el discernimiento del cumplimiento de la ley! Además, con criterio y urgencia: No se entiende cómo pueden estar en la calle Pujol y sus hijos; cómo pueden continuar con el desesperante golpe de Estado por parte de Mas, la Generalitat y los partidos independentistas, la gravísima ocupación e instrumentación de las instituciones, la arrogancia y el incumplimiento impune de las leyes, el silencio humillante de sus siervos y esclavos y el gobierno en las nubes y paralizado...