El nuevo Arzobispo de Madrid, Osoro, bichado de

irenismo territorial y nacionalista. Es penosa la sombra rancia del pasado taifal y caciquil de nuestro país, bien lejos de la historia de los trasterrados y de la mayoría de los siervos y esclavos de la tierra. El sucesor de Rouco Varela y vicepresidente del Episcopado Español ha protagonizado un libro en el que, mediante una conversación con el periodista Jesús Bastante, habla de su vida, su trayectoria en la iglesia católica y de cuestiones polémicas como la unidad de España. Al ser preguntado por la independencia de Cataluña, el arzobispo electo de Madrid defiende el "respeto" de las características especiales que tienen algunos pueblos. "Es verdad que tenemos una historia que han conformado diversos pueblos, que se unieron para construir lo que hoy entendemos como España"... Son pueblos especiales y distintos... (Cfr. LA VANGUARDIA) 
Hay filosofías, teologías y teorías sociales y políticas penosas que no tienen nada que ver ni con el evangelio ni con el ciudadanismo, instaladas en el medioevo o en el peor XIX. ¡QUÉ PENA Y CUÁNTO TRABAJO NOS QUEDA A LOS QUE CREEMOS QUE TODOS LOS HOMBRES SOMOS LIBRES E IGUALES, lejos de las ensoñaciones de que sólo algunos tienen lengua materna, para los demás "vernácula", miñonas, esclavos y putas. Es increíble este disparate retrógrado. Ese conglomerado, diverso y plural, magmático y sedimentario que es España, se refleja en el fraternal agregado, con restos todavía cainitas y delirantes, que es Cataluña como maravillosa Charnegolandia.