" Enfermamos de lectura. A nadie pasaremos nuestro virus. No hay peligro. Conmigo morirán mis libros. Hubo un tiempo –yo era joven– en el cual revolución y bibliomanía eran lo mismo. De esos años conmovedoramente pedantes, atesoro el mejor de mis recuerdos: el de un generación que, hasta para errar –y erró mucho, y pagó por ello–, se exigía a sí misma el largo encierro silencioso en las bibliotecas. Memorizábamos volúmenes con el amor con que lo hacían los hombres-libro que cierran esa elegía a la muerte de la inteligencia que es el Farenheit451 de Bradbury. También, con su ingenuo optimismo trascendente. Hemos vivido en el sueño de que los libros podían salvar el mundo. Y, en él, salvarse. Y ahora, cuando la vejez nos fuerza a prever qué será de nuestras bibliotecas después de nosotros –esto es, muy pronto–, una glacial verdad se nos impone: nuestras bibliotecas serán nada: triturado papel que reciclar en pasta".
- Gabriel, yo ya los voy regalando...
- Gabriel, yo ya los voy regalando...
1 comentario:
Le pediría que me regalara "La sinagoga vacía",,,,
Garibaldi
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