"Cuando alcanza a asuntos de vida o muerte (y generadores de tanto dolor) como el terrorismo, las equidistancias se convierten simplemente en un ejercicio de mezquindad, además de en una injusticia flagrante. Y esa es, más o menos, la catalogación que merece el plan de Iñigo Urkullu para reinsertar asesinos etarras, a los que les bastará hacer «autocrítica» para que el Gobierno vasco les ponga un piso y les facilite un empleo. Naturalmente, la descabellada idea del lendakari ha reabierto la herida insuturable de las víctimas que ven en la maniobra otro intento de «cortejo electoral» del PNV para atraerse parte del voto abertzale en las elecciones municipales. Con los muertos no se chalanea (ABC)
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