y mafioso, gracias al eficaz trampantojo de la izquierda salvadora y opiácea de las clases populares y de los parias de la tierra, adobado en una semántica fatua y antidiluviana, para conquistar el poder y llevárselo crudo o parasitarlo impunemente... Su nueva jeta es Pedrito Sánchez contemplador de nubes y balbuceador de liviandades teóricas, proyectos en el aire y bulla regurgitante de sus tópicos: antimilitarismo por la paz; cambio de la constitución por un estado federal porque todavía no ha descubierto a los constituyentes como sujetos políticos y ciudadanos, podrido en un rancio y anquilosado tribalismo; buenismo, por maldad, torpeza y vagancia, con delincuentes y asesinos y perseguidor de los que construyen la democracia y desenmascaran su fracaso y corrupción; liante y anti-lo-que-sea como única identidad y proyecto y, en el mejor de los casos, hipócrita, descorazonado destino; manipulador y corruptor de las leyes en su propio beneficio, incapaz de creer en el estado de derecho; feminista, ista, sita, sita, con funerales de estado...
Ahora, resulta que tiene que proteger a Mas y que lo demás es caer en la judicialización de la democracia con una idea fuerza: "es el tiempo de la política" y del diálogo (esa forma de rendición y ausencia de valores y principios éticos y ciudadanos que da oportunidades al desastre y al carroñerismo). Pero, vamos a ver, Pedrito, ¿no decías que el poder político no tiene que influir en la justicia? ¿Por qué hablas de que no sería buena la imputación a Mas de sus indubitados delitos, como si el gobierno pudiera evitarlo, al ser asunto en manos de la justicia?
¡Abramos los ojos ante tanto delincuente y payaso!
1 comentario:
Este razonamiento está impecable.
Algunos se acuerdan de Zapatero oyendo a Pedro Sánchez.Pienso que de dónde no hay no se puede sacar y a este Pedrito lo veo hueco y que piensa con el cerebelo.(Mac).
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