sábado, 29 de noviembre de 2014

En el aprendizaje, los domadores necesitan

convicción, técnica y disciplina aplicadas a un animal dócil o domesticado. Alzar la mano derecha a la voz conocida y lanzarse cuerpo a tierra ante el terror del Coletas, supone una exhibición de convicciones y una voluntad apostólica entre animales, vecinos y conocidos (lo de hablar del perro "facha"  es un tópico para vagos y fachosos inutilizante, por lo menos para el análisis psicológico).
Mientras que resulta inútil pretender adhesiones sin convicción, adiestramiento y refuerzo por muy afianzados que estén los argumentos del domador, tan estimulantes como desganados... Los chuchos, de la misma raza, saben a qué atenerse o cuándo hacerse el "longuis". Total, tiene la vida arreglada sin tener que estudiar, con el "pienso" que le ponen y el quesito de la yaya.

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