por haberse dejado influenciar por los periodistas de la conspiración. Este tipo, como un dios tonante no soporta ninguna competencia ética, menos de los grandes jefes (a Jiménez los Santos no lo puede ni ver porque se ciega con él) como de obispos y cardenales. Nadie puede dar un paso sin su placet. ¡Fuerte gañán sagrado y monocorde!
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