Estaba yo un poco mosqueado por que Españoles y Catalanes y viceversa no saltaran a coger octavillas... cuando, de explorador por Las Ramblas (por cierto los cines Alexandra han desaparecido?), veo cómo un pibón de chica intentaba entregar una bolsa muy bonita preparada ad hoc que contenía una muestra de gel embellecedor de "oro". Hasta las señoras pasaban de largo, entonces yo, estimulado por mi "solidaridad" de repartidor de bienes desatendidos, recogí su reclamo. Ese dato apaciguó mi supuesto fracaso y me recordó la oración "Señor, somos siervos inútiles", pero aquí estoy.
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