domingo, 9 de marzo de 2014

La violencia suele provocar más violencia. He aquí una

fórmula que BENGALAS rechaza absolutamente, proponiendo el diálogo socrático.  Si acaso, el grito indignado y herido y la resistencia activa. Dice Crónica Global: "Continúa la epidemia de ataques intolerantes a las sedes de partidos políticos. Este fin de semana, le ha tocado el turno a las sedes de Cunit y Calafell (Tarragona) de CiU y CDC, que han amanecido con inscripciones amenazantes de tipo fascista. Las sedes de estos partidos han sufrido, la madrugada entre sábado y domingo, pintadas donde se podían leer inscripciones como "Muerte al separatismo"". 
¿Cuántas? ¿Fascistas y más abstractas que "mori el Borbó"? El nacionalismo y, por ende, el separatismo, es un mal moral, un pecado, según la Jerarquía Católica. Y es famosa la frase de la historia de la espiritualidad cristiana, "antes morir que pecar". Por tanto, que desaparezca el pecado, desear que "muera" es un acto de virtud.
Para acciones violentas, mayores y más brutales, las propuestas y perpetradas por el separatismo, las estalinistas y algunas antisistema.
Conviene recordar que cuando el estado hace dejación de sus responsabilidades de información a los ciudadanos, la legítima y debida y, peor aún, cuando se puede exhibir impunemente el incumplimiento de la ley, las palabras pueden dar paso al disparate y a una violencia sin control.

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