Su Santidad Luis García Montero vuelve obsexo a arremeter a lo que supone su indigna competencia hablando de la desvergüenza de la iglesia con ocasión del sermón del cardenal Rouco en memoria de las Víctimas del Terrorismo el 11M: "Me parece grave, pero no me parece muy grave. Una persona, en nombre de una asociación privada, puede perder la vergüenza sin afectar a las raíces de la vida democrática. Mucho más grave resulta que las instituciones y las leyes de un Estado pierdan la vergüenza. Lo verdaderamente grave es que las palabras de un cardenal tengan aún en España un significado político de carácter estatal. ¿Qué hace un Estado democrático, que debe respetar la libertad de conciencia de todos sus ciudadanos, organizando funerales en una catedral y poniendo la representación pública en manos de un fundamentalista católico?" Este adolescente que en literatura pueda defenderse (con un lenguaje nada del pueblo sino pomposamente narciso y empalagoso en un estilo berroqueño en su brumosa elementalidad (nada que ver con el barroco que busca lo sublime), en Ética de Cuarto de la ESO, sacaría un insuficiente.
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