de Cataluña, Jordi Pujol, dice que no irá a la cárcel porque todos los sinvergüenzas tienen suerte. La vidente cuenta que al principio le daba la voluntad. «¿Que si era agarrao? Más que un chotis. Me daba veinte euros». Pero la cosa fue a peor. Pujol se enganchó a Adelina y le puso un piso en Barcelona. Allí empezó a llevarle clientes de entre la selecta burguesía catalana. Al parecer, ella cobraba 150 euros al día mientras que él recibía 300 por visita. «Ganó dinero conmigo». El episodio demuestra el genio económico de Pujol, capaz incluso de chulear a una pitonisa.
Pero lo fundamental del caso sigue siendo el huevo, porque describe a Pujol como un ser temeroso. Ya no es el «milhomes» que decía Tarradellas sino un hombre asustado. (ABC).
1 comentario:
No es mala la frase de la vidente:"Todos los sinvergüenzas tienen suerte".
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